Así que si aún no has leído a la hermana de Minerva te invito y para comenzar te dejo un pequeño fragmento del libro.
"Lucas y
Ariadna se quedaron un momento más, la tenía incrustada entre su cuerpo y al
azulejo de la piscina, se devoraban a besos y al momento de quedarse solos
Lucas la levantó para hacer que sus piernas lo rodearan, apretó su trasero,
bajó una mano hasta su sexo e introdujo sus dedos, Ariadna comenzó a sucumbir
al placer y pedir por más, se escondieron un momento cerca de una pequeña
catarata y sin que nadie los mirara él liberó uno de sus pechos que se deleitó
en lamer y morder, ese pezón firme lo incitaba y llevando de nuevo su mano al
sexo de la chica volvió a introducir sus dedos, Ariadna se limitaba a gemir en
voz baja y a suplicar por su alivio, Lucas se sumergió en el agua e hizo que
Ariadna colocara una pierna en su hombro, la quería abierta y dispuesta, llevó
su boca al sexo de la chica y le dio un leve mordisco en el monte Venus, hizo a
un lado el bikini y comenzó a morder, a lamer y a succionar todo de ella,
jugaba con su lengua en la intimidad de Ariadna y al sentir como él succionaba
sus labios íntimos y su clítoris ya no pudo más, se dejó ir en un delicioso
orgasmo que tensó su cuerpo dentro del agua. Al acariciar la cabeza de Lucas y
al bajar la pierna del hombro de él, éste salió a la superficie y la besó con
fuerza, Ariadna no sentía sus fuerzas, toda ella temblaba.
—¿Te gustó?
—le preguntó él jadeante.
—Sí… mucho.
Volvió a
besarla y a apretar sus pechos.
—Sal del agua
y siéntate en la orilla —ordenó ella—. Lo quiero en mi boca. —Lo tocó y apretó,
estaba como quería.
Él obedeció
gustoso, llegaron al nacimiento del agua y se escondieron detrás de la pequeña
cascada, él se sentó reclinando su espalda en el muro de piedra que adornaba el
nacimiento de la cascada, estaban detrás de ella, difícilmente los verían, ella
se hincó en medio de sus piernas y ansiosa liberó su miembro y lo introdujo en
su boca, al inclinarse para degustarlo Lucas aprovechó para tocar su trasero e
introducir sus dedos de nuevo en ella, en ese ritmo, adentro y afuera con la
boca de ella y, adentro y afuera con los dedos de él, el placer los envolvió de
nuevo, pronto Lucas ya no pudo detenerse y su orgasmo también le llegó, Ariadna
era magnífica con el sexo oral y eso lo volvía loco, la chica degustaba su
miembro como si saboreara el más dulce y delicioso bombón, lo rodeaba con su
lengua, estimulaba su glande, lo chupaba con fuerza, el tamaño del mismo cabía
deliciosamente en la boca de ella y al escucharla gemir ya no pudo más.
—Ari ya no
puedo detenerme, nena voy a llegar… —logró decir jadeando.
Ella le hizo
una señal con la mano para que siguiera, no quería sacarlo de su boca, quería
beber su semen.
Lucas
acarició su cabeza y moviendo sus caderas se impulsó para encontrar más placer
en la boca de su novia, ya no pudo detenerse, un gruñido lo liberó alzando su
cabeza hacia atrás y se sintió placenteramente complacido, jadeaba sin
encontrar aliento.
Ariadna
levantó la cara después de beberse todo y se saboreó, lo miró con lujuria y
acercándose como felina asaltó su boca, se sentó a horcajadas sobre él, hizo a
un lado el bikini, se hundió en el miembro y comenzó a montarlo.
—¡Dios! vas a
matarme nena —susurraba Lucas sin fuerzas—. Eres una furia cuando te excitas y
me vuelves loco, me encantas, me dominas, me deshaces y vuelves a armarme.
—Tú sabes las
consecuencias —dijo jadeante impulsándose con fuerza—. Las supiste y te
arriesgaste.
—Y vale la
pena —asaltó su boca apretando su cuerpo con el suyo—. Sentirte así es una
delicia.
—Más Lucas,
más, sí… —se movía rápidamente de arriba abajo, adelante y atrás, Ariadna
amenazaba con dejarlo sin pene, lo quería todo sólo para ella.
—Ven nena,
ven a mí de nuevo, tu placer es sólo mío —apretó con ambas manos su trasero y buscó
con su boca uno de sus pechos de nuevo, la placentera sensibilidad que Ariadna
sentía en sus pezones la volvía loca.
—Sí, sí, así,
¡ah!
La chica
llegó a otro orgasmo y se derrumbó en el pecho de Lucas dejándole unos cuantos
aruñones en la espalda.
—Eres magnífica
nena, sabes cómo volverme loco con sólo mirarme —besó el hombro de la chica
mientras encontraba el aliento, ella intentaba encontrar el suyo—. Pero será
mejor ir a comer o nos vendrán a buscar."
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