sábado, 9 de mayo de 2020

El erotismo en APS Diana

Como compartí en un post anterior en otro de mis blogs y como lo dije aquí mismo en el post que le antecede a este, como autores a veces cruzamos la delgada línea entre el erotismo y lo porno cuando se trata de escribir (porque sí sucede y no lo nieguen) pues bien, no sé que tanto erotismo tendrá Diana pero lo que si les puedo asegurar es que tendrá escenas muy candentes (en términos sexuales) y como también lo dije, de todos los libros de la serie, éste es el más hot, así que sin más preámbulos les quiero dejar unos bocaditos por aquí para que se hagan una idea. Te agradeceré que me ayudes a compartir para que la lectura llegue a más personas amantes del género erótico y le puedan dar una oportunidad a la historia cuando se publique. Recuerda que la serie de mis chicas Warren, es romance/erótico/contemporáneo para mayores de edad y recuerda que lo que leerás a continuación es ZONA SPOILER.

"Si ese Land Rover Range de rojo pasión de él hablara, le daría material a cualquier industria porno para sacar provecho."
APSDiana


****ZONA SPOILER HOT****ZONA SPOILER HOT****ZONA SPOILER HOT****

Llegando al Rover, le dio un buen arrimón aprovechando un poco la oscuridad del lugar. Primero por detrás pegándola a la puerta del copiloto y teniéndola así entre el auto y su cuerpo. Le besaba el cuello, le apretaba un pecho y a su vez, le metía la otra mano por debajo de la falda para tocarla con libertad y sentir la clase de ropa interior que usaba. Diana sentía esa erección ensartarse en su trasero, ella adoraba el sexo así, por detrás, no anal ya que aún era virgen de esa parte de su anatomía pero si vaginal. De haber estado en otro lugar y muy solos, se hubiese inclinado en la parte trasera de la camioneta, abrir las piernas para mostrarle todo a él y dejar que el chico le hiciera todo lo que se le antojara, un poco de sexo oral así y luego la ansiada penetración, deseaba que la embistiera así, duro y salvaje. Sintiendo las manos del hombre sobre ella, apretándole sexo y trasero al mismo tiempo, la estaba llevando ya a casi tener su orgasmo. Desde que probó esa postura fue de sus favoritas, amaba que la penetrara así, ni siquiera podía describir cuánto le gustaba esa posición, sencillamente le encantaba y el sólo pensarla ya la tenía húmeda. Harry supo lo dispuesta que estaba por sus jadeos y girándola, la besó desesperado apretándose contra ella para hacerle sentir lo que le tenía reservado si se portaba bien. Su dura erección buscaba penetrarla y Diana a rogar por eso. Con la lengua le invadió la boca en un beso salvaje y levantándole una pierna, le apretó también una nalga y al mismo tiempo su sexo, metiéndole a su vez un dedo haciendo que Diana amenazara con descontrolarse al sentirlo por lo que él, sabiendo que ya estaba lista para un encuentro rápido y antes de seguir dando un espectáculo porno que cualquier voyerista pudiera disfrutar y sacar provecho con alguna grabación, mejor se metieron a la camioneta y se fueron del lugar a toda prisa en busca de uno más privado y donde nada los molestara. Harry contaba los minutos para disfrutarla haciéndola suya como siempre.
Veinte minutos después y al sonido de baladas rock, ya la tenía sobre él.

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De pronto el pánico la invadió, viniéndosele a la mente algo que no consideró. Un suceso que hacía unos años atrás había sacudido a quienes lo supieron.
Sucedió en Las Vegas. Una hermosa bailarina de club nocturno fue invitada por un cliente a la habitación de su hotel. Le pagó muy bien, más de lo que ya le había dado por verla bailar en el club pero ahora pagaba por verla bailar en privado y sólo para él. La mujer lo conocía desde hacía un mes, tiempo en el cual el hombre había frecuentado el lugar como cliente muy asiduo y el suficiente para ganarse su confianza de esa manera, entablando una amistad con ella. La mujer estaba consciente de que tendrían sexo luego del baile ya que él, le había repetido miles de veces lo excitado que se ponía con solo verla bailar y por eso ya iba preparada. Ella entendía bien cómo los hombres se ponían en el club cuando las miraban, no es lo mismo verlas bailar casi desnudas con movimientos candentes e incitadores al sexo en un escenario sujetas a un tubo provocándoles a ellos erecciones sin pudor, a poder tocarlas e imaginar toda clase de travesuras que pudieran hacer con ellas.
Y ese hombre llevaba muy claras sus fantasías y deseos perversos, algo que ella, —que vestía con escasas ropas— jamás se imaginó.

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Stephan ya no podía mantener los ojos abiertos y pidiéndole a ella salir y dejarlo, la mujer hizo todo lo contrario. “Necesitas relajarte” —Le había dicho y una de sus manos inquietas subió con lentitud por la pierna, la ingle, hasta acariciar uno de los testículos, acción que a él lo hizo abrir los ojos de golpe y detenerla. “No Claudette, no quiero” —Le había dicho el hombre, “Déjame hacerlo, lo necesitas, lo deseas, déjate llevar” —Le contestó ella que estaba tan excitada que le era una proeza controlarse. Stephan no podía mantenerse consciente, ya pasaban de las dos de la mañana pero al sentir que ella seguía con las caricias terminó consintiendo el momento. Al cerrar los ojos, su cuerpo comenzó a reaccionar y, por ende, él a sentirse algo aliviado así que la dejó hacer todo al reclinarse por completo en el sillón. Ante las caricias que la mujer le hizo a su miembro, en segundos ya tenía una erección, así que ella se aprovechó para hacerle sexo oral, acción que arrancó los jadeos de él.

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Diana decidió no interrumpirlo, apoyándose un poco en el instrumento lo escuchó con atención. El hombre tenía un talento y sensibilidad asombrosa para tocarlo, esa suavidad con la que lo hacía tenía consecuencias en ella. La manera en que tocaba las teclas y las vibraba, por un momento la hizo tener la fantasía de que de la misma manera, la tocaba a ella en sus partes íntimas y sin saber cómo se estremeció en el acto sin poder disimularlo.
“Bendito piano, ya quisiera ser tocada así” —pensó sin arrepentimiento bajando la cabeza, tragó. Sentía que la estaba seduciendo a su manera y ella estaba cayendo bajo ese hechizo que la atraía más y más hacia él.(...) Jamás se imaginó tener un concierto privado con un hombre como él, se atrevió a mirarlo sin temor. (...) No sólo podía enamorarse de él como hombre sino de sus manos por el impresionante talento que desbordaba, unas manos que se moría por sentir acariciando su cuerpo entero.

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¿Te ha gustado lo que leíste? ¿Te intriga la historia? Entonces espero le des a la benjamina de las Warren una oportunidad en un libro que promete ser muy hot, porque hay muchas más escenas que excitarán.
Pendientes de los post que te invito a ver en su página de fb.