"Si ese Land
Rover Range de rojo pasión
de él hablara, le daría material a cualquier industria porno para sacar
provecho."
APSDiana
****ZONA SPOILER HOT****ZONA SPOILER HOT****ZONA SPOILER HOT****
Llegando al Rover, le dio un buen arrimón aprovechando un poco la
oscuridad del lugar. Primero por detrás pegándola a la puerta del copiloto y
teniéndola así entre el auto y su cuerpo. Le besaba el cuello, le apretaba un
pecho y a su vez, le metía la otra mano por debajo de la falda para tocarla con
libertad y sentir la clase de ropa interior que usaba. Diana sentía esa
erección ensartarse en su trasero, ella adoraba el sexo así, por detrás, no
anal ya que aún era virgen de esa parte de su anatomía pero si vaginal. De
haber estado en otro lugar y muy solos, se hubiese inclinado en la parte
trasera de la camioneta, abrir las piernas para mostrarle todo a él y dejar que
el chico le hiciera todo lo que se le antojara, un poco de sexo oral así y
luego la ansiada penetración, deseaba que la embistiera así, duro y salvaje. Sintiendo
las manos del hombre sobre ella, apretándole sexo y trasero al mismo tiempo, la
estaba llevando ya a casi tener su orgasmo. Desde que probó esa postura fue de
sus favoritas, amaba que la penetrara así, ni siquiera podía describir cuánto
le gustaba esa posición, sencillamente le encantaba y el sólo pensarla ya la tenía
húmeda. Harry supo lo dispuesta que estaba por sus jadeos y girándola, la besó
desesperado apretándose contra ella para hacerle sentir lo que le tenía
reservado si se portaba bien. Su dura erección buscaba penetrarla y Diana a
rogar por eso. Con la lengua le invadió la boca en un beso salvaje y levantándole
una pierna, le apretó también una nalga y al mismo tiempo su sexo, metiéndole a
su vez un dedo haciendo que Diana amenazara con descontrolarse al sentirlo por
lo que él, sabiendo que ya estaba lista para un encuentro rápido y antes de
seguir dando un espectáculo porno que cualquier voyerista pudiera disfrutar y
sacar provecho con alguna grabación, mejor se metieron a la camioneta y se
fueron del lugar a toda prisa en busca de uno más privado y donde nada los
molestara. Harry contaba los minutos para disfrutarla haciéndola suya como
siempre.
Veinte minutos después y al sonido de baladas rock, ya la tenía sobre él.
*****
De pronto el pánico la invadió, viniéndosele a la mente algo que no
consideró. Un suceso que hacía unos años atrás había sacudido a quienes lo
supieron.
Sucedió en Las Vegas. Una hermosa bailarina de club nocturno fue
invitada por un cliente a la habitación de su hotel. Le pagó muy bien, más de
lo que ya le había dado por verla bailar en el club pero ahora pagaba por verla
bailar en privado y sólo para él. La mujer lo conocía desde hacía un mes,
tiempo en el cual el hombre había frecuentado el lugar como cliente muy asiduo y
el suficiente para ganarse su confianza de esa manera, entablando una amistad
con ella. La mujer estaba consciente de que tendrían sexo luego del baile ya
que él, le había repetido miles de veces lo excitado que se ponía con solo
verla bailar y por eso ya iba preparada. Ella entendía bien cómo los hombres se
ponían en el club cuando las miraban, no es lo mismo verlas bailar casi
desnudas con movimientos candentes e incitadores al sexo en un escenario
sujetas a un tubo provocándoles a ellos erecciones sin pudor, a poder tocarlas
e imaginar toda clase de travesuras que pudieran hacer con ellas.
Y ese hombre llevaba muy claras sus fantasías y deseos perversos, algo que
ella, —que vestía con escasas ropas— jamás se imaginó.
*****
Stephan ya no podía mantener los ojos abiertos y
pidiéndole a ella salir y dejarlo, la mujer hizo todo lo contrario. “Necesitas
relajarte” —Le había dicho y una de sus manos inquietas subió con lentitud
por la pierna, la ingle, hasta acariciar uno de los testículos, acción que a él
lo hizo abrir los ojos de golpe y detenerla. “No Claudette, no quiero”
—Le había dicho el hombre, “Déjame hacerlo, lo necesitas, lo deseas, déjate
llevar” —Le contestó ella que estaba tan excitada que le era una proeza
controlarse. Stephan no podía mantenerse consciente, ya pasaban de las dos de
la mañana pero al sentir que ella seguía con las caricias terminó consintiendo
el momento. Al cerrar los ojos, su cuerpo comenzó a reaccionar y, por ende, él
a sentirse algo aliviado así que la dejó hacer todo al reclinarse por completo
en el sillón. Ante las caricias que la mujer le hizo a su miembro, en segundos
ya tenía una erección, así que ella se aprovechó para hacerle sexo oral, acción
que arrancó los jadeos de él.*****
Diana decidió no interrumpirlo, apoyándose un poco en el instrumento lo
escuchó con atención. El hombre tenía un talento y sensibilidad asombrosa para
tocarlo, esa suavidad con la que lo hacía tenía consecuencias en ella. La
manera en que tocaba las teclas y las vibraba, por un momento la hizo tener la
fantasía de que de la misma manera, la tocaba a ella en sus partes íntimas y
sin saber cómo se estremeció en el acto sin poder disimularlo.
“Bendito piano, ya quisiera ser tocada así” —pensó sin arrepentimiento bajando la cabeza, tragó. Sentía
que la estaba seduciendo a su manera y ella estaba cayendo bajo ese hechizo que
la atraía más y más hacia él.(...) Jamás
se imaginó tener un concierto privado con un hombre como él, se atrevió a
mirarlo sin temor. (...) No sólo podía enamorarse de él como hombre sino de sus manos por el
impresionante talento que desbordaba, unas manos que se moría por sentir
acariciando su cuerpo entero.
***
¿Te ha gustado lo que leíste? ¿Te intriga la historia? Entonces espero le des a la benjamina de las Warren una oportunidad en un libro que promete ser muy hot, porque hay muchas más escenas que excitarán.
Pendientes de los post que te invito a ver en su página de fb.