miércoles, 10 de septiembre de 2014

Fragmento de APS Ariadna

En el mes de Julio llegó la segunda chica Warren para presentarte su aventura ¿Ya la conoces? De ser así te invito a dejarme tu opinión y comentario tanto en amazon, goodreads y mi página de fb, las autoras somos motivadas por los lectores que de una u otra forma leen de la manera que sea y así como compartimos nuestras obras es justo que también tú compartas tus comentarios.
Así que si aún no has leído a la hermana de Minerva te invito y para comenzar te dejo un pequeño fragmento del libro.



"Lucas y Ariadna se quedaron un momento más, la tenía incrustada entre su cuerpo y al azulejo de la piscina, se devoraban a besos y al momento de quedarse solos Lucas la levantó para hacer que sus piernas lo rodearan, apretó su trasero, bajó una mano hasta su sexo e introdujo sus dedos, Ariadna comenzó a sucumbir al placer y pedir por más, se escondieron un momento cerca de una pequeña catarata y sin que nadie los mirara él liberó uno de sus pechos que se deleitó en lamer y morder, ese pezón firme lo incitaba y llevando de nuevo su mano al sexo de la chica volvió a introducir sus dedos, Ariadna se limitaba a gemir en voz baja y a suplicar por su alivio, Lucas se sumergió en el agua e hizo que Ariadna colocara una pierna en su hombro, la quería abierta y dispuesta, llevó su boca al sexo de la chica y le dio un leve mordisco en el monte Venus, hizo a un lado el bikini y comenzó a morder, a lamer y a succionar todo de ella, jugaba con su lengua en la intimidad de Ariadna y al sentir como él succionaba sus labios íntimos y su clítoris ya no pudo más, se dejó ir en un delicioso orgasmo que tensó su cuerpo dentro del agua. Al acariciar la cabeza de Lucas y al bajar la pierna del hombro de él, éste salió a la superficie y la besó con fuerza, Ariadna no sentía sus fuerzas, toda ella temblaba.
—¿Te gustó? —le preguntó él jadeante.
—Sí… mucho.
Volvió a besarla y a apretar sus pechos.
—Sal del agua y siéntate en la orilla —ordenó ella—. Lo quiero en mi boca. —Lo tocó y apretó, estaba como quería.
Él obedeció gustoso, llegaron al nacimiento del agua y se escondieron detrás de la pequeña cascada, él se sentó reclinando su espalda en el muro de piedra que adornaba el nacimiento de la cascada, estaban detrás de ella, difícilmente los verían, ella se hincó en medio de sus piernas y ansiosa liberó su miembro y lo introdujo en su boca, al inclinarse para degustarlo Lucas aprovechó para tocar su trasero e introducir sus dedos de nuevo en ella, en ese ritmo, adentro y afuera con la boca de ella y, adentro y afuera con los dedos de él, el placer los envolvió de nuevo, pronto Lucas ya no pudo detenerse y su orgasmo también le llegó, Ariadna era magnífica con el sexo oral y eso lo volvía loco, la chica degustaba su miembro como si saboreara el más dulce y delicioso bombón, lo rodeaba con su lengua, estimulaba su glande, lo chupaba con fuerza, el tamaño del mismo cabía deliciosamente en la boca de ella y al escucharla gemir ya no pudo más.
—Ari ya no puedo detenerme, nena voy a llegar… —logró decir jadeando.
Ella le hizo una señal con la mano para que siguiera, no quería sacarlo de su boca, quería beber su semen.
Lucas acarició su cabeza y moviendo sus caderas se impulsó para encontrar más placer en la boca de su novia, ya no pudo detenerse, un gruñido lo liberó alzando su cabeza hacia atrás y se sintió placenteramente complacido, jadeaba sin encontrar aliento.
Ariadna levantó la cara después de beberse todo y se saboreó, lo miró con lujuria y acercándose como felina asaltó su boca, se sentó a horcajadas sobre él, hizo a un lado el bikini, se hundió en el miembro y comenzó a montarlo.
—¡Dios! vas a matarme nena —susurraba Lucas sin fuerzas—. Eres una furia cuando te excitas y me vuelves loco, me encantas, me dominas, me deshaces y vuelves a armarme.
—Tú sabes las consecuencias —dijo jadeante impulsándose con fuerza—. Las supiste y te arriesgaste.
—Y vale la pena —asaltó su boca apretando su cuerpo con el suyo—. Sentirte así es una delicia.
—Más Lucas, más, sí… —se movía rápidamente de arriba abajo, adelante y atrás, Ariadna amenazaba con dejarlo sin pene, lo quería todo sólo para ella.
—Ven nena, ven a mí de nuevo, tu placer es sólo mío —apretó con ambas manos su trasero y buscó con su boca uno de sus pechos de nuevo, la placentera sensibilidad que Ariadna sentía en sus pezones la volvía loca.
—Sí, sí, así, ¡ah!
La chica llegó a otro orgasmo y se derrumbó en el pecho de Lucas dejándole unos cuantos aruñones en la espalda.
—Eres magnífica nena, sabes cómo volverme loco con sólo mirarme —besó el hombro de la chica mientras encontraba el aliento, ella intentaba encontrar el suyo—. Pero será mejor ir a comer o nos vendrán a buscar."